La bandera puertorriqueña, la monoestrellada, la nuestra.

“Ondea, ondea, ondea bandera ondea, cuando mi bandera ondea, que gran orgullo me da”.
(Ondea bandera, composición de Don Tite Curet Alonso)

Si algo identifica la esencia de una nación son sus símbolos patrios. Por eso creo pertinente hablar sobre nuestra bandera, la monoestrellada, la bandera puertorriqueña. Es importante recalcar que debemos ver esto en el contexto correcto, en el histórico, en el educativo, en el cultural, en el deportivo. Hay que ver las cosas en su justa perspectiva y dejar a un lado las consideraciones políticas e ideológicas. Tenemos que educarnos más y politiquear menos. Sólo así podremos mirar esto con los ojos que debemos mirarlo.

En nuestro país, porque no hemos madurado lo suficiente, porque siempre metemos la bendita política en todo y/o por nuestros complejos históricos, no le damos a nuestros símbolos patrios el valor y el lugar que les corresponde. Como es uso y costumbre en Puerto Rico, cada uno arrima la brasa a su sardina, y cada partido hizo su bandera al modificarle el color azul del triángulo equilátero donde está la estrella.

He escuchado de todo; desde las más cándidas, hasta las más inverosímiles explicaciones del por qué es un azul o es el otro. Cada quién lo interpreta a conveniencia. Explicaciones, deseos e interpretaciones pueden ser muchas, pero en un sistema como el nuestro, lo que realmente cuenta es la Constitución, las leyes y las reglamentaciones existentes. Con sólo darle un vistazo a esto, se terminaría la controversia.  

La Ley núm. 1 del 24 de julio de 1952, en su sección 1, indica que “La bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico será la que tradicionalmente se ha conocido hasta ahora como la bandera puertorriqueña y que es rectangular, de cinco franjas horizontales alternadas, tres rojas y dos blancas y junto al asta un triángulo equilátero azul con una estrella blanca de cinco puntas. Este triángulo por el lado vertical, abarca la anchura de la bandera”. 

La ley no menciona la tonalidad de azul, pero indica que será la que hasta ese momento se conocía como la bandera puertorriqueña. Esa, fue la que la Sección de Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano presentó en Nueva York en 1895, con los colores de la bandera cubana invertidos, y que se adoptó como símbolo de la lucha de independencia de España. La misma que simbolizó la resistencia a la invasión norteamericana en 1898  y que en el 1930 el Partido Nacionalista la adoptó como su estandarte. Esa, fue la que se adoptó en el 1952 como la bandera del ELA, no otra. El izar otra bandera con otro azul, muy bien pudiera estar incumplido la Ley núm. 1 del 24 de julio de 1952. 

Por la relación política que tenemos con los Estados Unidos de América, tenemos que usar, en cuestiones oficiales, las dos banderas; la de los EE.UU. y la puertorriqueña. Esto no es así en el ámbito deportivo ya que Puerto Rico cuenta con autonomía deportiva y es parte del movimiento olímpico desde 1948. Me resulta la mar de interesante que muchos ven como una afrenta el que sólo se utilice la bandera puertorriqueña. Debemos saber que esta autonomía deportiva fue avalada y aprobada por los EE. UU., ¿o alguien piensa que hubiese podido ser de otra manera?. 

Actualmente está vigente el Reglamento sobre el Uso en Puerto Rico de la Bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (Reglamento Núm. 5282 del 3 de agosto de 1995); luego de derogarse el Reglamento sobre el Uso en Puerto Rico de la Bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y para Otros Fines, promulgado por el Secretario de Estado el 2 de mayo de 1970 y el Reglamento para Establecer el Saludo Oficial a la bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, promulgado por el Secretario de Estado el 15 de noviembre de 1976.

Entre otras cosas, el Reglamento sobre el uso en Puerto Rico de la Bandera del Estado Libre Asociado de Puerto Rico estipula que la bandera debe izarse en un asta, al mismo nivel de la de los EE. UU., al comenzar el día y arriarse con la puesta de sol. No puede usarse en la ropa ni con fines comerciales, tampoco en propaganda comercial. No debe tocar el piso y debe estar en buenas condiciones. No se puede escribir en ella ni símbolos, ni números, ni palabras. Sólo el gobernador de Puerto Rico o el presidente de los EE. UU. pueden disponer si van a media asta, NO LOS ALCALDES; como suele suceder en Puerto Rico.

Tampoco pueden usarse para decorar. ¿Qué mejor ejemplo de esto que el puente Teodoro Moscoso?. De hecho, ahí se violan varios artículos del reglamento porque, además de ser decorativas, no deben estar en el alumbrado y no pueden estar expuestas de noche. Tampoco puede haber ninguna bandera a la derecha de la bandera de los EE.UU. y ahí se colocan banderas de diferentes organizaciones o empresas. A eso hay que sumarle cuando están rotas y descoloridas. El Teodoro Moscoso es sólo un ejemplo; porque podrían citarse cientos a través de toda la Isla. Otra cosa importante a considerar, es colocar la bandera correctamente; con la punta de la estrella hacia arriba. 

Las banderas tampoco se deben utilizar para fines político partidistas. El reglamento establece en el artículo 27, entre otras cosas, que “queda prohibido el uso de la bandera como emblema o insignia de partidos políticos o de candidatos que figuren en la papeleta electoral. Queda prohibido, asimismo, usarla como emblema o insignia en relación con elecciones primarias, elecciones plebiscitarias, referéndum, o cualquier otro tipo de consulta que se haga al pueblo por medios electorales”. También hace lo propio la Ley Electoral de Puerto Rico, según revisada en el 2011 (Ley Núm. 78 de 2011). Esta ley establece que “ningún partido político, candidato o candidato independiente podrá usar la bandera o el escudo de armas del Gobierno de los Estados Unidos de América o de Puerto Rico o insignia, emblema o distintivo de cualquier agencia de gobierno”. ¿Y entonces?.

Los símbolos patrios hay que respetarlos como lo que son, parte medular de la conciencia nacional. La bandera debe ir sobre cualquier contemplación ideológica o política. Velar por el buen uso de la bandera no es sólo función del gobierno, sino de todos. Cuidado y respeto a nuestros símbolos; esa debe ser nuestra consigna. Este país necesita que lo levantemos. Una manera de hacerlo es conociendo las leyes y reglamentos y, sobre todo, respetarlos; especialmente los relacionados a los símbolos nacionales. Así demostramos amor a nuestra patria.

Debemos darle a las cosas el valor que tienen. Como muy bien lee la exposición de motivos de la Ley Núm. 341 del 16 de septiembre de 2004, para establecer el saludo oficial a la bandera del ELA, “Es imperativo crear conciencia a ésta y a futuras generaciones sobre el significado de nuestros colores patrios. La bandera puertorriqueña es símbolo inequívoco de nuestra realidad e identidad nacional, ya irreversible. Como nuestra cultura e identidad, este símbolo patrio ha combatido con éxito los ataques de la indiferencia institucional como la social…”.